¿Qué es el divorcio?
Un matrimonio se divorcia cuando los integrantes de la pareja deciden
que ya no pueden continuar viviendo juntos y no quieren seguir estando
casados. Acuerdan firmar ciertos papeles con validez legal que les
permiten volver a ser solteros y casarse con otras personas si lo
desean.
Aunque esto puede parecer sencillo, no resulta fácil para una pareja
decidir ponerle fin a su matrimonio. A menudo, antes de decidir
divorciarse, se toman un largo tiempo para intentar resolver los
problemas que existen. Sin embargo, en ocasiones, no pueden resolver
esos problemas y deciden que el divorcio es la mejor solución.
En ciertos casos, ambos padres desean divorciarse; en otros, sólo uno
lo desea. Por lo general, ambos se sienten desilusionados porque su
matrimonio no duró para siempre, incluso cuando uno de ellos desee
divorciarse más que el otro.
Muchos niños no desean que sus padres se divorcien. Algunos niños
tienen sentimientos encontrados acerca del tema, en especial cuando
saben que sus padres no eran felices juntos. Algunos niños pueden llegar
incluso a sentirse aliviados cuando sus padres se divorcian, en
especial si ellos se peleaban mucho cuando estaban casados.
Es muy importante que los niños sepan que el hecho de que sus padres se hayan divorciado no
significa que se han divorciado de sus hijos. Algunos niños piensan
que, si sus padres se están divorciando, tanto su papá como su mamá
también querrán abandonarlos a ellos.
Si bien es cierto que un niño cuyos padres se han divorciado suele
vivir con uno de ellos la mayor parte del tiempo, el que no vive con él
sigue siendo su mamá o su papá para siempre. Eso nunca cambiará.
¡Los niños no son los causantes del divorcio!
Existen muchos motivos por los cuales la gente se divorcia. Tal vez,
la relación se haya enfriado. Quizás el amor mutuo que alguna vez ambos
sintieron haya cambiado. Tal vez, se pelean y no pueden ponerse de
acuerdo acerca de nada. Cada pareja tiene sus propios motivos para
divorciarse. Más allá de cuáles sean las razones, hay algo que es
indudable: ¡Los niños no son los causantes del divorcio!
Sin embargo, muchos hijos de padres divorciados creen que ellos son
los responsables de que su papá y su mamá se hayan divorciado. Piensan
que, si se hubieran portado mejor, hubieran obtenido mejores
calificaciones o hubieran ayudado más en las tareas de la casa, sus
padres no se habrían divorciado. Pero esto no es verdad. ¡El divorcio es
algo que deciden las mamás y los papás!
El hecho de que alguna vez hayas escuchado a tus padres discutir
acerca de ti o de que tu vecino crea que sus padres se divorciaron
porque él tuvo problemas en la escuela no es motivo para que un
matrimonio decida divorciarse. Quizá sientas que eres el culpable de que
tus padres se hayan divorciado, pero no eres el causante. Y el hecho de
que tus padres decidan ponerle fin a su matrimonio no es tu culpa.
¡Los niños no pueden evitar el divorcio!
Así como los niños no son culpables del divorcio, tampoco pueden
hacer que sus padres vuelvan a estar juntos. En la mayoría de los casos,
los padres no se reconcilian, aunque muchos niños lo deseen e incluso
intenten hacer cosas destinadas a lograrlo. Es posible que, si te
comportas como un ángel todo el tiempo (¿quién puede hacerlo?) y
obtienes las mejores calificaciones en la escuela (algo también muy
difícil de lograr), tus padres estén contentos contigo, pero eso no
significa que vuelvan a estar juntos.
Lo opuesto también es verdad. El hecho de que te metas en problemas
para que tu mamá y tu papá tengan que reunirse a conversar acerca de ese
tema tampoco logrará la reconciliación. Por lo tanto, solo sé tú mismo y
trata de conversar con tus padres acerca de tus sentimientos.
¡Siento que mi mundo se ha derrumbado!
Si tus padres se están divorciando o estás ayudando a un amigo que se
encuentra en esa situación, hay algunas cosas importantes que debes
recordar acerca de los sentimientos. En primer lugar, es normal que
experimentes una gran cantidad de sentimientos diferentes, como enojo, miedo y tristeza.
En segundo lugar, aunque te parezca que tu mundo se ha derrumbado,
con el tiempo todo volverá a estar bien. Tu vida quizás haya sufrido
algunos pequeños cambios, pero todo volverá a recomponerse... tal vez,
antes de lo que tú crees.
Mientras tanto, existen maneras de manejar los sentimientos que estás
experimentando. Si estás muy enojado, puedes darle puñetazos a la
almohada, patear cajas vacías, pegarle a la pelota de béisbol o correr a
toda velocidad durante todo el tiempo que resistas. Pero nunca debes
descargar tus sentimientos en otra persona.
También puede resultar útil contarle a alguien cómo te sientes. Si
estás realmente enojado, debes expresarlo. Hablar de lo que sientes es
mucho mejor que guardarte los sentimientos o mostrarte gruñón e
irritable.
En ocasiones, el solo hecho de hablar con alguien representa un gran
alivio. Sólo intenta decir lo siguiente: "¡Estoy tan enojado (o triste o
preocupado) por el divorcio de mis padres! ¡Me afecta muchísimo!". Te
sentirás aún mejor si la persona que te está escuchando te responde, por
ejemplo, de la siguiente manera: "Es lógico que te sientas así.
Entiendo perfectamente lo que te sucede". En ocasiones, es suficiente
con ese breve diálogo.
Algunas veces, esto es sólo el comienzo de todas las conversaciones
que mantendrás. Habla con uno de tus padres. Si eso te incomoda, busca a
alguien con quien te guste conversar; tal vez, tu hermano o tu hermana,
un maestro, un consejero escolar un vecino o uno de tus abuelos. Es
difícil expresar lo que uno siente, pero resulta de gran ayuda.
Si tienes un amigo cuyos padres se están divorciando, intenta
escucharlo con atención cuando él quiera hablar contigo. El divorcio
nunca es fácil.
En ocasiones, los sentimientos que experimentan los niños respecto
del divorcio de sus padres son tan fuertes que les cuesta concentrarse
en otra cosa. Cuando los niños están muy tristes, enojados o
preocupados, es probable que no presten atención en clase, que no se
concentren en sus tareas o que ni siquiera puedan recordar algo que
acaban de leer. Si esto sucede, es fundamental buscar ayuda.
Es probable que los niños se sientan mucho mejor después de conversar
con un terapeuta, un consejero o un asistente social. Estos adultos
están capacitados para conversar con las personas acerca de sus
problemas y para ayudarlas cuando experimentan sentimientos demasiado
intensos. También existen grupos de apoyo en escuelas y otros lugares de
la comunidad, donde los niños pueden conocer a otros niños cuyos padres
se han divorciado o están divorciándose y hablar de cómo los afecta la
situación que están viviendo. Además, existe una gran cantidad de libros
acerca del divorcio especialmente escritos para niños.
La vida después del divorcio
Por lo general, cuando los padres se divorcian, uno de ellos se va de
la casa y vive en otro lugar. Algunos niños pasan cierto tiempo
viviendo con uno de sus padres y cierto tiempo viviendo con el otro.
Otros niños viven la mayor parte del tiempo con uno de los padres y
visitan al otro. Si éste es tu caso, al principio puede parecerte
extraño visitar a tu propio padre, pero quizás empieces a disfrutar
pasar algún tiempo fuera de la casa donde vives todos los días. Y puede
hacerte sentir bien saber que tienes dos hogares donde alguien te ama.
Si vives la mayor parte del tiempo con uno de tus padres, el otro
quizá viva cerca o lejos. La frecuencia con la que lo visites podría
depender, en parte, de dónde viva cada uno. Algunos niños cuyos padres
se divorcian deben mudarse a una nueva casa o un nuevo vecindario, y eso
también puede resultar difícil. A menudo (más allá del gran cambio que
implica el divorcio), la mayoría de las otras cuestiones -la escuela,
los amigos y el vecindario- no se modificarán.
Cuándo decir lo que se piensa
En ocasiones, los problemas aparecen cuando los niños visitan a uno
de sus padres y luego vuelven con el otro a la casa donde viven. Por
ejemplo, uno de los padres quizás haga muchas preguntas acerca de lo que
el otro está haciendo. En ocasiones, alguno de los padres quiere que el
niño sea un mensajero entre una casa y la otra. Los niños suelen
sentirse incómodos cuando esto sucede. Desearían que sus padres hablaran
entre sí para preguntarse lo que quieren saber.
Los niños no desean sentirse en el medio. Si alguna situación de este
tipo te sucede, habla con tus padres y diles cómo te hace sentir.
El futuro
¿No te gustaría saber lo que te depara el futuro? Para un niño cuyos
padres se han divorciado, el futuro puede significar la posibilidad de
tener familias postizas. No esperes que todo se desarrolle siempre
armoniosamente.
Puede resultar muy difícil afrontar el divorcio, pero intenta
recordar que a muchos niños les sucede lo mismo que a ti y, por lo
general, todo y todos vuelven a la normalidad. De hecho, aunque te
parezca que todo está mal en este momento, te sorprenderías de todas las
cosas buenas que te depara el futuro.
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